He leído en múltiples ocasiones que todo el mundo lleva un emprendedor dentro, que emprender es fácil y natural.
Y no estoy de acuerdo con estas afirmaciones.

Emprender, en el sentido profesional y vital , en el modo en que organizas tu vida,tu tiempo y de donde consigues el dinero para vivir, es una manera de vivir, y no todo el mundo está preparado para ello.

A lo largo de los últimos 15 años, desde la época más efervescente de la burbuja que se vivió en España, pasando por el batacazo de la crisis y hasta la actualidad, me atrevo a definir a tres tipos de emprendedores que he percibido como tales.

El primer tipo de emprendedor es el emprendedor innato, esa persona emprendedora por naturaleza, que es incapaz de cumplir un horario estipulado porque se muere del aburrimiento y de ansiedad. Esa persona con muchas ideas en la cabeza y ganas de ponerlas en marcha, un poco adicta al vértigo de la inseguridad controlada, esa manera activa de vivir alerta a lo que venga, tomando decisiones y haciéndose responsable de sus consecuencias.

El segundo tipo de emprendedor es el emprendedor estacional burbujero. El que en tiempos de vacas gordas montó por su cuenta cualquier tipo de empresa relacionada con el negocio inmobiliario. Desde una agencia inmobiliaria, que aparecieron como setas en otoño, hasta constructoras o profesionales independientes especializados en cualquier cosa: montadores de pladur, alicatadores, encofradores, carpinteros y un largo etcétera.

El tercer tipo es el que apareció con la crisis económica. Cuando todo se fue al carajo, mucha gente quedó endeudada hasta las cejas, muchísimas personas perdieron su trabajo, cuando no su casa o sus ahorros, entonces apareció el emprendedor por necesidad. Aquella persona que no tiene más remedio que ser su propio jefe, ofrecer su experiencia, su valía, sus servicios de manera autónoma, ya que ha quedado fuera del mercado de trabajo y tiene dos opciones, lamentarse de por vida o actuar, tomar consciencia de la situación y tirar para adelante.

De las tres figuras, en mi opinión la primera representa al verdadero emprendedor, el que lo es por naturaleza, sea cual sea la situación económica del momento. El segundo murió junto con la burbuja, y pasó a engrosar las listas del paro o tuvo que transformarse en el tercer tipo. Ese es el tipo de emprendedor actual, el que nace por necesidad, el que no tiene más remedio que transformarse o morir. Y lo cierto es que creo en eso de que emprendedor se nace, pero también se hace. Hay personas con más capacidad, habilidad o predisposición al emprendimiento, pero si es necesario y casi vital, pues no queda otra que tomar las riendas de la vida y renovarse.

Me considero del primer grupo. Aunque mi educación me encaminaba hacia la norma, una carrera, un buen trabajo, y toda esa cantinela que vimos que se quedó en el siglo pasado. Pronto me salí del camino recto, el establecido, para trazar mi propio camino.

Cuando rechacé un contrato indefinido en una multinacional con sede en un edificio emblemático de Barcelona, para irme a vivir a un pueblo perdido, sin ninguna “seguridad” por delante, mi pobre padre se llevó un buen disgusto, no entendía nada. Pero lo hice, y no me arrepiento en absoluto. Ahora pienso que fue el paso más arriesgado pero acertado que he dado hasta el momento. Por cierto, un año después, tras los atentados del 11S, la multinacional con sede en Barcelona ya no operaba en España, por lo que aquel supuesto contrato indefinido se hubiese esfumado con ella.

Tuve mis dudas, mis incertidumbres, desasosiegos y momentos de pánico, en los que recurrí a lo establecido, me metí de nuevo en el “camino recto”, y trabajé en empresas, en las que duré el tiempo que tardé en darme cuenta de nuevo que aquello no era para mi.

El emprender es algo que llevas dentro, y que muchas veces la sociedad y la educación se encarga de “corregir”. Pero cuando tienes la oportunidad de dejarlo salir, aunque sea a ratos, a temporadas, entonces lo ves claro. Y aunque ningún camino es recto, y siempre hay muchos baches que superar, el espíritu emprendedor, si se tiene, no se pierde, se reubica, se transforma, aprende y sigue adelante.

Pero como indiqué en el título de este artículo, emprender no es fácil, no es “seguro”, entendiendo por seguridad esa quimera de un trabajo por cuenta ajena y una nómina mensual.

El emprendedor no siempre tiene un sueldo a fin de mes, no siempre puede comprar un coche a plazos, no siempre puede irse de vacaciones cuando va todo el mundo.

El emprendedor debe tomar consciencia de que la inseguridad es algo vital, de que no hay nada que se pueda dar por hecho, ni que sea para siempre, ni que tenga que ser siempre de la misma manera. Sus decisiones influyen en lo que pueda pasar después.

Pero es que si lo piensas, la vida es eso, no hay nada seguro, ni nada es para siempre y en cien años todos muertos, como dice Joan Boluda en su genial libro (por cierto altamente recomendado para emprendedores).

Y aunque emprender no sea fácil, ni todo el mundo tenga la predisposición ni la capacidad de hacerlo, pienso sinceramente que es la mejor opción, Es la que mejor te prepara para afrontar la vida. La que te obliga a hacerte responsable de tus actos, enseñándote muchas veces a partir de errores cometidos, la que te enseña sobre la importancia del tiempo, de cómo emplearlo y en qué, la que te muestra la diferencia entre lo necesario y lo superficial.

Por ello en mis futuros posts iré desgranando poco a poco mi experiencia emprendedora, lo bueno y lo malo, lo bonito y la cara b. Y por el camino ire haciendo referencia a todas aquellas personas que me han ayudado por el camino, muchas de ellas bloguers y emprendedores que han plasmado su experiencia en sus espacios en internet o sus libros, porque gracias a cada uno de ellos, hoy estoy yo aquí escribiendo estas palabras.

Me gusta acabar mis escritos, con alguna referencia externa, y hoy quiero compartir una entrevista que escuché en el genial podcast de José Miguel García (del cual soy seguidora y recomiendo encarecidamente, pues cada uno de ellos aporta un valor infinito). En ella entrevistaba a Jesús Castells, una persona que se queda en el paro de la noche a la mañana, tras una larga trayectoria profesional, y explica su experiencia y lo más importante su reconversión, en su libro JOSDEPUTAAA!!! Me han «echao»!

Espero que lo disfrutes. Y por supuesto cualquier comentario que quieras dejarme será bienvenido, ¿qué tipo de emprendedor eres tu?

La foto del principio es de una curiosa tienda en la ciudad de Angers (Francia)

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