Hoy es Navidad, 25 de diciembre, empieza la última semana del año. Esa semana en la que toca echar la vista atrás y hacer balance de lo andado, tomar aire y mirar hacia el futuro, el nuevo año que está a punto de comenzar. Quizás la semana más dura del año…
Planificando la evaluación del año
Ha sido un año bueno, con nuevos proyectos a la vista, pero llegados a este punto, a la última semana del año, hago un resumen rápido de lo acontecido este año, y me doy cuenta que vuelvo a cometer los mismos errores de años pasados. Falta de foco, falta de compromiso en algo concreto, y mucha dispersión.
La vida knowmad te da libertad, pero requiere cierta disciplina para canalizar toda esa ebullición de ideas, de frentes abiertos, para no volver a caer en la rutina de ir apagando fuegos, uno tras otro, día tras día, según van apareciendo.
Me asomo al puente del 2018 y siento un poco de vértigo. Quiero romper la barrera de vivir entre dos aguas, en dos lugares distintos. Mi proyecto vital me lleva al otro lado de los Pirineos, año tras año he ido forjando los cimientos para hacerlo posible, en pocos meses daré el salto definitivo, y se que no será fácil.
Por eso voy a dedicar esta última semana del año a analizar el camino andado para planificar el que se muestra ante mis pies. Iré dejando constancia de ello.
La foto del principio es un faro en La Rochelle (Francia). Siempre que pienso plantear objetivos, en mirar hacia el futuro, pienso en faros.